Yoga, un camino hacia la armonía

 

Puesta de sol en islote
Al plantearnos la práctica de Yoga como un estado de armonía, tomando para esto como punto de partida, el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, nace ineludiblemente la pregunta: ¿La mente: dueña o sierva?.
Siempre que se quiere alcanzar una forma de autocontrol, se debe tener presente que la mente debe ser nuestra fiel servidora y nunca nuestra fiel señora.

Para poder ejercer alguna clase de dominio sobre el pensamiento, hay que estudiar de que está compuesta la sustancia mental, luego de sorprenderla y por último, tratar de tener un control o dominio sobre un mecanismo. Para hacernos un esquema de dicho mecanismo, se puede tomar a la mente como si fuera un caudaloso y poderoso río. Si todo el caudal de agua del mismo no se encauza debidamente (mediante diques, represas, canales, etc.), resulta en un desaprovechamiento de todo su poder, si por el contrario se cambia su curso y se maneja el volumen de agua, se obtiene un resultado positivo, ya sea en energía eléctrica, regadío, etc.

Con este ejemplo tratamos de explicar que al igual que se pueden estar desperdiciando los efectos positivos que podrían obtenerse del movimiento de las aguas de un río, en multitud de ocasiones, el ser humano desperdicia todo el poder de su mente, encerrándose en estados de ansiedad, excesos de tensión, demasiadas prisas, por conseguir el objetivo deseado, etc. Todos estos estados pueden dejar de existir si el hombre pone bajo control los sentidos, domina su mente, cambia el curso de sus pensamientos acerca de sí mismo, para alcanzar la calma y felicidad que todos pretendemos en la vida.

Para poder aplicar en la práctica las enseñanzas filosóficas de Yoga, se nos explica por medio de parábolas, ejemplos prácticos, proclamaciones, etc. En muchas ocasiones estas enseñanzas se explican por medio de la negación. Refiriéndonos a esta última, se dice en las enseñanzas del GNANI YOGA:

“La vida, tal como se entiende comunmente, es una especie de árbol invertido, donde el ser humano sólo puede ver la raíz, dejando la copa en la oscuridad.“

Esta es una forma de explicar la equivocación que se comete , al tomar a los objetos sensoriales también llamados objetos de placer, como cosas reales e imperecederas.

Analizando un poco el sentido que se quiere dar a esta enseñanza, podemos comprobar que es cierta, en el aspecto de que todos alguna vez al identificarnos con los objetos materiales, por ejemplo, un coche, un título, un puesto de trabajo, etc., caemos en la trampa de tomar a los mismos como elementos imprescindibles para nuestra felicidad. Si bien en el mundo actual, muchas de estas cosas son necesarias para cohabitar en sociedad, la carencia de las mismas no debería ser motivo de tristeza y en algunos casos de depresión. Para combatir esta dependencia del mundo exterior, el ser humano dispone de un vehículo (la MENTE), que aprovechado correctamente, le abre las puertas hacia una serie de experiencias, que normalmente permanecen ocultas en el individuo.

Esta puerta abierta hacia el despertar de la energía interior de cada persona, nos hace descubrir que somos capaces de conquistar y controlar nuestros instintos, emociones, necesidades vitales y los diferentes estados de la mente. Si el practicante interpreta bien estas enseñanzas, haciendo una diferencia entre lo que significa controlar, que no es lo mismo que reprimir, se puede buscar una existencia en la cual, el estado de felicidad dependa de uno mismo y no de los objetos que posee.

Esta forma de vivir aporta a quien la lleva a cabo relax (físico), armonía (mental), y tranquilidad de espíritu.
Pajarillo en rama

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies.     ACEPTAR