Concentración mental

 

El fin perseguido con la práctica de Yoga, es tratar de que la mente individual que posee cada ser humano, pueda ser sumergida en lo que se llama mente universal o vibración cósmica. Para tener una mejor idea de lo que esto significa, debemos tener presente que el mundo es la materialización de una energía o inteligencia Superior. Esta energía vibra en diferentes ondas, como pueden ser el color, luz, electricidad, sonido; De la misma forma que existen estas vibraciones en el cosmos, existen también las ondas del pensamiento. El pensamiento tiene un gran poder y cualquiera de nosotros lo experimenta de alguna manera. Pero podría ser mucho más efectivo si se comprendiera la mecánica del pensamiento y las técnicas para su control. El secreto de este control y efectividad mental reside en el poder de concentración.

La mente concentrada en un solo punto u objeto, tiene mucho más poder que si sus vibraciones se dispersan en varias direcciones. Para entender mejor este último aspecto, tenemos que tener presente que el pensamiento es una fuerza activa, lo mismo que cualquier otra fuerza de la naturaleza. De la misma manera que el curso de un manso y lento río puede ser detenido por una presa, para fluir con una gran fuerza al abrirse las válvulas de ésta cuando la necesidad lo requiera, el pensamiento puede ser enfocado y canalizado hacia un objetivo o meta determinado y desarrollar un gran poder y fuerza, lo mismo que el agua que emana al abrir las válvulas de la presa.

Al igual que el ejemplo expuesto, la mente para desarrollar su poder, primero debe ser detenida para evitar fluctuaciones del pensamiento, que no es otra cosa que una dispersión de fuerza. Esta fluctuación o desconcentración mental viene a ser por ejemplo, que una persona transporte los problemas de la oficina a sus horas de ocio o diversión. Esto hace que la mente pase continuamente de uno a otro pensamiento, y que la persona en cuestión no pueda divertirse ni tampoco resolver sus problemas laborales, esta dispersión de fuerza provoca un cansancio tanto físico como mental, llevando a un embotamiento que en la mayoría de veces, no deja que el individuo encuentre una salida válida a sus inquietudes o problemas. Esto es así porque la mente solo puede pensar en una cosa por vez, ya que cuando creemos tener dos pensamientos al mismo tiempo, lo que en realidad ocurre es que la mente pasa de un pensamiento a otro con la velocidad de la luz, lo cual provoca cansancio y la dispersión de fuerza antes mencionada. Cualquier persona posee en alguna medida el poder de concentrarse, esto lo podemos comprobar de muchas maneras. Por ejemplo, cuando alguien se encuentra absorto en el estudio de un libro o en otra actividad, no se entera de lo que sucede a su alrededor, no escucha ruidos ni ve otra cosa que el objeto en que está absorta su mente.

Una práctica consciente de esta facultad de concentración fortalece las corrientes del pensamiento, ayuda a clarificar ideas y desarrolla parte del inmenso poder latente de la mente. La concentración puede también prevenir o minimizar un poco los problemas de senilidad ya que ayuda a mantener una visión mental más clara y ecuánime. En Yoga la concentración es el primer paso hacia la meditación, que a su vez lleva a la experiencia del autoconocimiento, o como decíamos al principio de este artículo, sumergir la mente individual en la mente universal o cósmica. Esta experiencia la va realizando cada individuo de acuerdo a sus creencias, ya sean estas religiosas, científicas o de otro tipo. Lo más importante es abrazar con sinceridad un camino que nos lleve a este conocimiento y mantenerse en él con constancia y disciplina.
Playa con rama

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