Dominio de la voluntad

 

La mente humana dispone de dos clases de conocimiento de los cuales uno era correcto o emancipador basado en pruebas analíticas o directas y el otro era llamado incorrecto, el cual tiene lugar cuando la mente se deja llevar por el exceso de imaginación, la interpretación errónea de las cosas, etc.

Hoy vamos a tratar de explicar algunos de los obstáculos que según la ciencia del Raya Yoga, puede encontrar la mente en su camino hacia la perfección, también llamado sendero de autoconocimiento o de la expansión de las facultades mentales.
Nubes y rayos de luz
Dentro de las modificaciones de la mente hay algunas que son llamadas FUENTES DE AFLICCIÓN. Entre las cuales podemos nombrar pensamientos como: la ignorancia, exceso de individualidad, pasión o adhesión, odio-aversión, atadura a la vida mundana. Es a partir de este último aspecto desde el que nacen todos los demás, ya que representa el mantener la mente sujeta al objeto de los sentidos. Las cosas u objetos que proporcionan placer o satisfacción a la mente, hacen que esta tienda a la repetición de estas experiencias, pero como las dos caras de una misma moneda estas mismas cosas son las que a su pérdida nos causan dolor.
Para dominar este estado mental hay que tratar de desarrollar el pensamiento opuesto al anterior, o sea el desapego por los objetos del deseo, lo cual implica un dominio sobre al voluntad.

Desapego no significa dejar de cumplir con nuestras responsabilidades dentro de la familia, trabajo o entorno social, sino por el contrario desarrollarlas lo mejor posible, pero procurando no tener un sentido de pasión o egoísmo sobre ellas. En cuanto al dominio de la voluntad conviene recordar que no se refiere a reprimir el deseo por algo, sino evitar que este pensamiento nazca, por ejemplo; No somos más felices por poseer más cosas, sino por aplacar el deseo que sentimos por ellas. Utilizando esta misma base de razonamiento aplicada a cualquiera de nuestros actos, vamos tomando conciencia de que todas las acciones realizadas, están sujetas, directamente a una relación de causa y efecto. Esta relación que se repite infinitamente a lo largo de la vida, puede hacer que si el ser humano la estudia continuamente, sepa aceptar los efectos de cualquier acción realizada en base a la causa con que había emprendido la misma.
Ahora podemos trasladar estas pautas de conocimiento a un hecho cualquiera de la vida cotidiana, por ejemplo: un individuo cuya tendencia sea hacia la obesidad. Si este individuo no es capaz de dominar la voluntad de la cual nace el deseo de comer pasteles, tendrá el efecto que estos le producen, o sea, incrementar su peso, deteriorar el hígado, etc. Si por el contrario se preocupa de sustituir el pensamiento anterior por uno más positivo para él, como puede ser comer lo necesario, leer un libro, realizar un ejercicio adecuado a sus condiciones físicas, aprender una buena técnica de relax y de respiración, entonces habrá conseguido liberarse al menos en parte de la esclavitud de sus deseos. Consiguiendo con esto llevar una vida mucho más positiva, elevando el concepto que tiene de sí mismo y el haber robustecido su voluntad y autocontrol, se podrá desenvolver en su vida con mayor seguridad y tranquilidad. Al desarrollar aunque sea en parte este tipo de pensamiento, el ser humano se acerca paso a paso hacia su ideal espiritual, que no es otro que alcanzar un estado de felicidad o dicha durante su existencia.
Gaviota

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