Individualidad y universalidad
A pesar de que en todos nuestros escritos de esta serie sobre Yoga, siempre explicábamos el desarrollo y aplicación de esta ciencia tomando como base a la persona, Yoga no es una disciplina individualista, sino que trata de que el individuo trascienda las ataduras que lo sujetan mentalmente hablando, al tiempo y al espacio. Antes de llegar a la práctica de ejercicios de concentración y meditación, tendentes a trascender los aspectos arriba mencionados, el practicante debe aprender variar ciertos aspectos en su actitud mental.
En Yoga explican que el individuo y el universo son como la unidad seguida de ceros. Si analizamos una cifra de este tipo podremos ver que, los ceros colocados solos o a la izquierda de un número no representan cantidad alguna, por el contrario si le colocamos la unidad o el número deseado en el sitio adecuado, pueden representarse cifras prácticamente infinitas. Si tomamos a esta unidad como la representación del ser humano y a los ceros como el cosmos o universo, tenemos que así como las cifras puestas adecuadamente pueden significar un número legible o armonioso, la individualidad sumergida en un estado de armonía con toda la creación, da como resultado una vida en equilibrio, paz y armonía. Ciñéndonos a este ejemplo, si pudiéramos variar aunque sea en parte nuestra actitud mental, y comprender que los pares de opuestos (frío-calor-éxito-fracaso), son valores relacionados y al igual que el tiempo y el espacio son creaciones de la mente que al poner diferentes cualidades a las cosas las convierten en buenas o malas.
Si con el pensamiento pudiéramos prescindir de estos valores relativos, tendríamos mayor ecuanimidad al juzgar tanto nuestras acciones como las de quienes nos rodean. Este cambio de actitud mental, por el cual tratamos aunque sea en parte de trascender nuestro EGO, nos va llevando como si de un camino se tratara, a comprender que una vida útil es la que trata de unir a energía individual del ser humano, con la energía cósmica o universal. Para estudiar un poco más este último punto, podemos tomar al individuo como un ente compuesto de tres partes diferentes, pero unidas entre sí por la misma energía.
Estas partes son: el cuerpo, como aspecto de vida material o exterior. La mente, como fuente de conocimiento. El espíritu, tomado como energía en forma de voluntad. Estos componentes del ser humano en el universo, se identifican de la siguiente forma: El cuerpo con la naturaleza. Del mismo modo que cuidamos nuestra salud física debemos cuidar el equilibrio y vida en la naturaleza. La mente representa en el universo el conocimiento sabio de la energía en continuo cambio, al cual llamamos tiempo. El espíritu, es la conquista de la voluntad y representa la unión con un ideal superior, lo cual da como resultado la conquista del espacio. Esta lucha por trascender el tiempo y el espacio que son valores relativos por los cuales se mueve nuestro pensamiento, llevan al individuo a un estado de armonía consigo mismo y con todo su entorno o universo. Este estado es llamado en Yoga SANPRAJANYA, que significa vivir aquí y ahora, como una forma de vida en armonía, paz y amor.