Una terapia psicofísica
Si nos detenemos a estudiar una serie de enfermedades que se manifiestan en el cuerpo pero que son creadas por la mente, nos daremos cuenta que la práctica de Yoga puede servir como terapia de algunos de dichos males. Durante muchos escritos precedentes, fuimos explicando lo beneficioso que puede ser para nuestro equilibrio psicofísico, el realizar una serie de ejercicios, tanto físicos como mentales y respiratorios, que se prescriben para la práctica de Yoga. A esto podemos agregar que los beneficios que se derivan el caso de seguir una dieta equilibrada, o periodos cortos de ayuno, realizados con algunos fines terapéuticos, como pueden ser limpiar el cuerpo de toxinas, eliminar la pereza hepática, purificar la sangre, etc. Volviendo al principio de este escrito, o sea, las enfermedades psicosomáticas, nos encontraremos con distintos perturbaciones tales como asma, úlceras, gastritis, alergias, por nombrar sólo las más comunes o conocidas. Estas enfermedades manifestadas a través del cuerpo, tienen su origen en al mayoría de ocasiones, en una serie de pensamientos que alteran el sistema nervioso. Si estudiáramos un poco más profundamente esta serie de alteraciones nerviosas, encontraríamos que casi siempre se manifiestan en personas inseguras, o que no están de acuerdo con la vida que llevan, tanto interior como exteriormente. En otras ocasiones puede ocurrir que este estado provenga de una sensación de soledad, incomprensión o de la falta de comunicación. Si bien es cierto que en muchos de estos casos es necesario recurrir a una serie de apoyos, en forma de terapia psicológica, también es verdad que podemos recurrir a una serie de cosas que cualquier persona puede tener a su alcance, como pueden ser una serie de ejercicios respiratorios y el relax. En estos últimos casos es muy importante crear un medio ambiente adecuado. Por ejemplo: disponer en nuestro sitio de vivienda habitual, de un lugar donde podamos tener un espacio de luz tenue, que sea lo más silencioso posible y, lo más importante, saber que durante unos minutos no vamos a ser molestados por nadie. Si podemos conseguir aunque sea relativamente alguno de estos requisitos, entonces estamos preparados para realizar un fácil ejercicio respiratorio que vamos a describir a continuación.
Acostados boca arriba sobre una manta o colchoneta, dejar el cuerpo lo más relajado posible y mantener los ojos cerrados.
A continuación, colocar las palmas de las manos sobre el ombligo. A partir de este punto se deben realizar una serie de respiraciones, utilizando solamente el diafragma. Este músculo respiratorio actúa sobre la parte más baja de los pulmones, que es también la mayor. Para respirar correctamente usando la cavidad abdominal, se debe dejar que al inspirar, el abdomen suba levemente, mientras el diafragma se mueve hacia la parte más baja del abdomen, al exhalar, el abdomen se hunde un poco, para que el diafragma suba hacia el tórax y comprima los pulmones.
Este simple ejercicio respiratorio realizado en un número aproximado de 30 respiraciones y acompañado, posteriormente, de unos minutos de relax, proporciona a quien lo practica una serie de beneficios. Como por ejemplo la oxigenación de la sangre, sirve como prevención en algunos casos de riesgos de infarto. Sirve como ayuda en la curación del asma y algunas alergias. Proporciona una sensación de equilibrio y de tranquilidad mental. A partir de esta serie de beneficios proporciona al individuo una sensación de vitalidad, salud y equilibrio psicofísico.